La introducción..
Me gustaría ser más franco, más directo, más valiente, me gustaría poder enfrentarte y dejando de lado los miedos, prejuicios y posibilidades, mirarte a la cara y decirte con convicción todo aquello que siento, todo aquello que aún siento, pero si pudiera hacer eso no estaría aquí, escribiendo, seguramente todo hubiera sido distinto, y no tendría esta necesidad, esta puta y agobiante necesitad, es más, si pudiera hacerlo probablemente no sería yo. Así que me limitaré a hablarte con esquivo, indirectas y cobardía, me resignaré a ser aquél chico tímido, reservado e inseguro que alguna vez –no importa cuando lo intentes ocultar- te hizo sentir el estómago revuelto.
Te quiero, si, te quiero, y se que tu también me quieres, te conozco, más de lo que crees (se perfectamente que cara estás poniendo en este momento, el lindo gesto que estás haciendo con tu boca y hace que resalte tu labio inferior y que muy probablemente al comenzar a leer esto te enojaste, se lo comentaste a alguien de confianza que tuvieras cerca, fingiste indignación, rabia, pena, pero de todos modos seguiste leyendo)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario